Alberto Raúl Lernoud, más conocido como Pipo Lernoud, nació en Buenos Aires en el año 1946. Es un poeta, compositor, periodista y precursor de la agricultura ecológica y orgánica en Argentina. Autor de canciones muy conocidas como «Ayer nomás» y «La princesa dorada», fue parte de la gesta de revistas como El Expreso Imaginario, Canta Rock y La Mano.
El Expreso Imaginario surgió en medio de la dictadura cívico eclesiástica militar –agosto de 1976-, una publicación que proponía no solo hablar de música –y por cierto no solo de rock, sino también de otros géneros musicales como el tango y el folklore- sino abarcar temáticas culturales, filosóficas, sociales y ambientales con un diseño particular y único.
Mientas que Canta Rock (nacida en 1985) y La Mano (2004) si bien pusieron en eje lo musical también tocaban distintas temáticas culturales, artísticas y sociales con un estilo propio.
Estas publicaciones acompañaron a distintas generaciones, que, aunque distintas, hubo una impronta similar y un ánimo vital por contar historias.
Hace un tiempo, Pipo presentó en La Rioja su libro “Yo no estoy Aquí” de editorial Gourmet y pudimos conversar sin prisa de estos temas y otros, que, aunque corra el tiempo, no están anclados en el pasado, sino que siempre están allí presentes y a veces, más que nunca. Porque la única urgencia después de todo, es vivir el hoy.
¿Desde dónde surge el interés por la ecología y la agricultura?
Mi interés por la agricultura viene desde que era chico. Mi abuelo tenía un campo y yo iba ahí a andar a caballo y me entusiasmé, me interesaba saber cómo era el canto de los pájaros y poder diferenciarlos; también las cosechas y después cuando empecé con el rock, lo que hablábamos era de volver al campo. Se había vuelto como un tema recurrente.
Yo sentía una conexión fuerte con eso, me gustaba, pero era una idea medio romántica. Cuando me fui a vivir a Capilla del Monte, con Miguel Abuelo y Tanguito, quise empezar a plantar y cambio la cosa, dejo de ser romántica. A Miguel y a Tanguito no les gustó, se aburrieron y se volvieron, yo me quedé y tuve unos rabanitos y unas acelgas.
Las primeras plantitas fueron un fracaso, pero desde ahí me quedo la idea. Me interioricé en el tema, viaje a Europa, tuve una granja –hablo del año 70- . También trabajaba en un restorán de comida macrobiótica y se hablaba mucho de la comida, de la pobreza de la comida y de la contaminación, ahí fue cuando de verdad comencé a tener conciencia y me metí en el tema a fondo.
Desde el Expreso lo que quise hacer fue dejar de pensar en positivo y brindar herramientas para poder llevar a cabo distintas actividades que mejoraran un poco la cosa, como las huertas. Desarrollar alternativas viables.
Mencionaste que viviste en Capilla del Monte. Pero también en otros lugares ¿cómo fue la vida en lugares alejados de las grandes ciudades?
Durante 10 años viví en el campo, producimos y exportamos la producción, tengo la experiencia de ser un agricultor y un campesino. Yo me considero mejor periodista que agricultor. Pero eso me ayudo a leer los paisajes, a aprender a ver que el paisaje no es simplemente una flor y unos arbolitos, sino que cada flor tiene su época y cada árbol representa un suelo. A eso lo aprendí de en profundidad.
Si hoy tuvieses que volver a escribir la Guía Práctica Para Habitar El Planeta Tierra –célebre sección de la revista El Expreso Imaginario- ¿Qué tema destacarías por sobre los otros o que cosa le darías mayor importancia?
Destacaría todos los temas, porque la idea de La Guía Práctica era renovar las actividades humanas desde un punto de vista sustentable, ecológico, desde la justicia social. La conclusión de todo esto es que podemos vivir en un planeta justo, en donde todos tengan alimento pero que no lo hacemos porque no queremos.
De los años en Europa ¿Qué es lo que más destacas de esa época?
Viví como mochilero y más de una vez, sin siquiera tener mochila; viví mucho tiempo en la calle en París, tocando la guitarra y pidiendo limosna. También trabajé en un restorán en Ámsterdam y eso me dejó un aprendizaje muy fuerte, había miles de hippies, era un lugar alternativo. Después conocí y aprendí que la alternativa no es nada fácil, no es solamente cambiarse el peinado y militar contra el sistema, hay que construir algo.
Eso es lo que me preocupo durante los últimos 30 años, que construyamos, que todos los que pensamos que la guerra, el sistema, que la injusticia están mal, tenemos que demostrar que hay una alternativa y ese me parece que es nuestro trabajo. Ese fue uno de los grandes aprendizajes que me dejó vivir en Europa.
Hace algunos años volví a viajar como Vicepresidente de la Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánicos (IFOAM), pude viajar por casi todo el mundo y vi gente que está produciendo y que está armando unidades que funcionan, sistemas alternativos que funcionan. Hay que ser técnicos, yo si volviera a nacer me gustaría ir a una escuela técnica porque muchas de las cosas que ahora necesitamos provienen de esa rama, como la instalación de paneles de energía solar por ejemplo o la energía eólica.
Tanto el Expreso Imaginario como La Mano y Canta Rock fueron publicaciones que se mantuvieron un tiempo considerable ¿Por qué crees que se dio de esa manera?
Mi experiencia en las tres grandes revistas que estuve duraron un promedio de 7 años. Y llegue a la conclusión de que si no tenés una gran empresa detrás, una corporación, el esfuerzo personal de un grupo de personas tiene una duración, porque todos tienen otros intereses, empieza a perderse ese primer sueño, y ahí uno tiene que tener extensión de cómo renovar el grupo o tener conciencia de que eso va a durar un periodo. Cuando hicimos Canta Rock pensamos en hacer una editorial que continuará más allá del rock. Pero las revistas duran una generación, hay un grupo de chicos que durante la adolescencia empieza a leer de rock y después crecen y cambian los gustos. Y la generación que viene seguro tendrá otros gustos y otros referentes.
El correo del lector fue una de las secciones más importantes del Expreso ¿Cómo fue su alcance en ese momento?
Funcionó porque para mí las revistas eran un medio de comunicación y necesitamos ese ida y vuelta, que los lectores tuvieran espacio para publicar sus ideas. Para mí siempre fue muy importante eso porque los proyectos son de todos. Por eso me gustan mucho las redes sociales, porque ahí participan todos, se encuentran cosas muy interesantes. En todo lo que hago es muy importante que exista una ida y vuelta.
Fotografiaste a Serú Giran para ilustrar una nota del Expreso ¿Acostumbrabas a ser también fotógrafo en la revista?
En un momento me fui de gira con León y Charly y alguien me prestó una cámara y como salieron lindas las fotos, me puse a estudiar. Fui al Foto Club Buenos Aires, gané concursos y me compré un equipo básico y durante cinco o seis años fui uno de los fotógrafos de Expreso Imaginario.
¿Qué reacción tuviste cuando Los Gatos grabaron Ayer Nomas?
Cuando Los Gatos grabaron el tema me sorprendió mucho. Yo quería ser poeta y cuando Moris le puso música a un poema mío y ver que eso vendió tantas copias me sorprendió porque vi que la poesía podía llegar más lejos.
En esa época me gustaban mucho Bob Dylan, los Beatles y ellos llegaban a millones con un mensaje interesante y profundo a través de sus canciones. Que mis poemas se conviertan en canciones tiene un valor enorme.
Con respecto a la muerte de Tanguito, hay muchos rumores y especulaciones ¿Qué recordas de él y de ese episodio?
Es un episodio muy triste, por suerte no estaba en Argentina. A Tanguito lo recuerdo muy alegre, muy feliz, era un tipo muy humorista, pero a la vez tímido. No era para nada como lo pintan en la película Tango Feroz, eso es una distorsión total de su vida.
Tanguito se ponía muy nervioso cuando tenía que subir a un escenario, le gustaba estar entre pocos amigos, jamás se peleaba con nadie. Le gustaba imitar, hacía voces y caras, le decían Alberto Sordi (una especie de Alberto Olmedo) porque imitaba personajes. Era un compositor extraordinario, era un tipo que no había leído un libro en su vida, pero con esa poca información hacia milagros.
¿Cómo fue vivir en dictadura y como se vivía en la redacción?
Si no fuera por el Expreso no sé como la hubiéramos vivido, fue el refugio porque ahí estábamos con un grupito de creativos amigos y con la excusa de hacer una revista estábamos siempre juntos. Como no se podía hablar o escribir de política buscamos otras cosas para contar y eso nos obligó a despertarnos un poquito.
¿Qué músicos o bandas nuevas escuchas o seguís?
A mí me gustan muchas cosas, es infinita la lista. Hay centenares de grupos y solistas muy interesantes, todos los que me gustan son alternativos e independiente ninguno está con una gran empresa, son todos tipos que están buscando por su cuenta. Tienen ese espíritu que te da la independencia, no les interesa vender o crear un hit, les interesa decir su mensaje.
¿Preferís lo digital o lo analógico?
A lo digital y a lo analógico le buscamos la vuelta. Es hasta que aprendemos a usar los aparatos, no tengo preferencia entre los formatos. Hay que tener en cuenta que son herramientas y que lo que importa es lo que se tiene para decir.
¿Cómo fue el proceso del libro con la editorial Gourmet Musical?
La experiencia fue fantástica. Llegué con la ida de hacer una antología del periodista y ellos me dijeron de hacer algo más personal. En ese momento había muerto mi mamá, y ella había dejado en una caja todas las cartas que yo le había enviado desde Europa, eso le dio una impronta muy personal, un valor muy personal y me hizo ver mi propia vida desde otro lugar.
Hace algunos años en una columna de La Mano dijiste que “el rock salvó al tango y al folklore” ¿Lo seguís pensando de esa manera?
Lo del “rock salvó al Tango y al Folklore” es una frase que me gusta porque desafía.
Si hoy te fijas, la renovación en el tango y el folklore tiene tintes rockeros. Desde Los Nocheros a Raly Barrionuevo son tipos que están absorbiendo elementos técnicos, instrumentos, armonías y formas de presentarse del rock. Ya no van vestidos de gauchos.
Cuando fui a Cosquín me sorprendió, porque en el hotel los músicos estaban vestidos de camisa y jean y a la noche se ponían la vestimenta de gauchos y salían a cantar zamba.
Eso me pareció raro porque en el rock salías al escenario como te vestías todos los días y sos la misma persona. Para mi León Gieco fue muy importante para eso porque creo un puente entre esas culturas.
El tango se había vuelto muy formal y hoy la generación de tangueros nuevos, revolucionarios, toman a Lou Reed y a Dylan. Melingo por ejemplo es de esta generación que ya no son así, no va más. Tienen una actitud nueva.
En la misma sección escribiste “Vivo en el universo” -expresada ya en otras ocasiones- ¿Qué quisiste manifestar con esa frase?
Bueno, yo creo que esta bueno decir eso. Yo digo, por ejemplo, uno está en La Rioja, en Argentina y está en Sud América, en el planeta y en el universo no hay una frontera.
Esa nota dice que no hay una frontera entre mí y el universo, el aire es uno y somos todos hermanos. Esta muy bien tener una característica profesional / personal porque eso hace a la riqueza de la humanidad, pero en el fondo, nosotros estamos todos juntos en una bola que flota por el espacio entre miles y miles de millones de planetas que están en el universo. Esta bueno tener esa consciencia. Esta bueno saber que nos vamos a morir y que nos vamos a transformar en parte del universo.
Siguiendo la línea de repasar esas columnas, en 2010 salió una titulada “Bienvenidos a la decadencia” repasando el contexto global, ¿crees que mejoro o empeoro?
Estamos muy mal y yo creo que con la bestia de Trump como presidente del país más poderoso y contaminante del mundo pienso que el calentamiento global nos va a llevar puesto.
Yo veo a mis hijas y les digo que lo siento mucho por el mundo que les estamos dejando. Creo que, si no frenamos ahora y tomamos cuatro o cinco decisiones muy importantes, hacemos un pacto y dejamos de usar combustibles fósiles, plantamos árboles a lo loco y cosas técnicas que hay que hacer cuanto antes, va a ser muy complejo cambiarlo.
Pero no nos quedemos acá y con una visión tan pesimista, desde mi experiencia les puedo decir que mientras estamos vivos la vida es impresionante. En mi experiencia, tengo 70 años recién cumplidos y puedo decir que mientras no te duermas la vida tiene experiencias extraordinarias. No te quedes en un solo trabajo, experimenta, viví, viaja, conoce porque la vida es maravillosa, además si el mundo se está por terminar mejor conocerlo, hacerlo todo ahora. Hacer el amor ahora y hacer todo lo que se pueda ahora.
Básicamente como dijo un poeta norteamericano, no hay necesidad de sobrevivir, nadie dijo que la humanidad es para siempre, somos un desarrollo casual que se produjo en este planeta. Podemos desaparecer y el universo sigue. Pero vivamos el momento ahora.
*Podes encontrar el archivo de Expreso Imaginario en http://laexpresoimaginario.blogspot.com/
Las fotos fueron sacadas del archivo personal de Pipo Lernoud
Por: Ángeles Mendoza Herrera y Julieta Herrera.