Acusticazo BAROCK: Un choque generacional

Después de 45 años de la edición original volvió a realizarse un Acusticazo. Esta vez con dos artistas que representan a la vieja escuela del rock argentino como es el caso de Litto Nebbia y León Gieco, a los que se sumaron Salta la Banca y Catupecu Machu como referentes de la música nueva.

Otra vez el mes de junio, pero  ya no es 1972 sino 2017. Es el marco para que la mística del Acusticazo sobrevuele el Teatro Gran Rex, ya que el teatro Atlantic, lugar en donde se realizó el icónico y primer recital, fue demolido poco tiempo después.

En el público el choque generacional era evidente. Los más chicos iban más atraídos por SLB o Catupecu y los más grandes esperaban revivir su juventud al escuchar a Litto o a León. Familias enteras copaban las butacas de lugar y en la espera hasta que todo el público entrara a la sala, se podían escuchar historias de los que no habían podido asistir al  último B.A.Rock del 82, muchos de los cuales eran adolescentes y sus padres no los habían dejado ir y volvían por la revancha de aquella época.

Pasadas las 21 horas apareció en el escenario Litto, con una de sus clásicas camisas floreadas, pantalón negro, sus lentes de sol y acompañado solo por su guitarra que nos permitió viajar en el tiempo.

Su lista de temas estuvo compuesta por Canción del horizonte, Memento Moris, Vals de mi hogar, Coplas del musiquero – que fue interrumpido por el aplauso del publico una vez que Nebbia terminó la frase: “Quiero ver que en mi tierra no falte comida. Y que pueda estudiar todo aquel que lo desee”-. Siguió con Sueña y Come, El bohemio y luego invitó a Lito Vitale para que lo acompañara en el bombo con un set improvisado de percusión, previa alusión a Domingo Cura, músico fallecido y encargado de este instrumento.

Se cierra el telón y el público aplaude automáticamente –como lo hizo cada vez que terminaba una canción de Nebbia-; ahí aparece Daniel Ripoll, productor del evento y encargado de anunciar al primer artista que formará parte del Salón de la Fama del Rock Nacional, que por cuestiones lógicas cae de maduro que el que recibe esta distinción es Litto, quien reaparece para recibir la estatuilla (el sol flamígero, un sol bastante hippie por la melena, tal como lo define Daniel en una nota de  Clarín) y agradecerle a Daniel.

Para aportarle emotividad a la noche Carlos Fretgman sube al escenario e interpreta un tema en honor a Spinetta, mientras pasaban imágenes del flaco en la pantalla del fondo.

Aparece otra de las sorpresas que no es ni más ni menos que Nekro con su guitarra (referente del punk rock, líder de BBK y Fun People). Interpretó varios temas, entre ellos una versión en castellano de This Land Is your land, Guisito de Daniel Viglietti y ya en una versión desenchufada por problemas técnicos, Nekro baja a la platea y entre el público se despacha con una de sus canciones, Caramelos de propoleo para finalizar su set más que acústico.

Llega el turno de Salta la Banca con un Santiago Aysine vestido para la ocasión, con camisa chaleco y pantalón de vestir. Con una lista conformada por 10 temas entre los que destacan Vosotros, El, Brújula, Ponele, El jardín de mis agonías, Unos versos, entre otras canciones.

SLB logra demostrar una vez más que su sonido está más consolidado, con arreglos precisos y vientos oportunos. Destacan ser una banda independiente y haber conseguido las cosas a pulmón, en base al esfuerzo y al trabajo. No se olvidan de las causas sociales y al igual que Nebbia cuando habla de la educación pública, Aysine usa unos minutos para recordar a Luciano Arruga y gritar Ni una menos.

León Gieco por su parte recibe aplausos desde que se lo ve asomarse al escenario. Quizás sea el más aplaudido y esperado de la noche, ya que hace bastante tiempo que no toca en vivo.

Saluda y dice que “esta noche con la Negra, (en alusión a Mercedes Sosa ya que lleva puesta una remera con su cara) vamos a tocarles unas canciones”.  Aclara que se van a escuchar los temas de aquella época ya que con Litto habían acordado eso, hace chistes ya que la idea era hacerlos en las mismas tonalidades pero claro, con el paso de los años algunas notas representan dificultad para ser ejecutadas.

Finaliza Hombres de Hierro y entre los aplausos de la sala que resuena,  se escucha a León decir que esta canción sigue vigente porque todavía existen algunos hombres de este noble material. Cómplice con el público, cuenta la historia de la canción que sigue, El tema de los mosquitos y hace lo mismo con El Fantasma de Canterville, momento en el que  lo nombra a Charly García.

Gieco empieza a presentar los músicos que lo van a acompañar y el primer es Nito Mestre quien en flauta traversa hacen una versión  magistral de La colina de la vida, después llega Porcheto para Bajate del Norte y siguen David Lebón, Edelmiro Molinari, y suena La rata Lali y Algo de paz.

Queda una sola banda, la noche se va terminando, el recital, el público y la mística están en su mejor momento. Entonces llega Catupecu Machu, con un Fernando Ruiz Díaz más que enchufado y ofrecen un set listo bastante eléctrico comparado con el resto de las actuaciones.

Una puesta escénica que los destaca, usando reflectores atrás de los músicos, lo que otrora un buen despegue. Arranca todo con una versión de Mañana en el abasto con Ruiz Díaz solo en guitarra criolla. Repasas sus clásicos como Magia Veneno, Plan b, Y lo que quiero es que pises sin el suelo, y el público no puede evitar pararse y saltar;  la energía que trasmite Catupecu no se puede contener.

El final comandado por  Fernando quien presenta  a León y a Litto y los deja solos en el escenario para que interpreten el primer bis de la noche, El rey lloro y luego subieron todos los músicos que habían estado tocando minutos antes para interpretar todos juntos una versión antológica de La Balsa, ese tema que marcó el inicio de todo. Y que de alguna manera ahora le abre las puertas a las bandas nuevas,  dejando de lado la clasificación en géneros entendiendo que la música es una sola.

Fotos y Texto por Julieta Herrera.

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